La ponencia del Dr. D. Manuel Manrique Rodríguez versó sobre la AUDICIÓN Y EQUILIBRIO PARA UN ENVEJECIMIENTO SALUDABLE. Él es doctor en Medicina y Cirugía, especialista en ORL, director del Departamento de ORL y del Programa de Implantes Cocleares de la Clínica Universitaria de Navarra y profesor titular de la Universidad de Navarra.
La presbiacusia afecta a un gran número de personas y cada vez es más común debido al aumento de la esperanza de vida. Se considera la tercera enfermedad crónica más común en personas mayores de 65 años. “Por delante de ella están las artritis, la presión arterial alta, la hipertensión, pero luego viene la pérdida de audición” nos afirmaba Manrique.
Manrique señalaba que, a pasar de lo común de esta enfermedad, sigue siendo un problema invisible “Es invisible para el propio sujeto que padece la pérdida de audición, es invisible para el sistema sanitario en muchos casos, es invisible para la sociedad en general”Obviamente esta invisibilidad viene ligada al grado de pérdida, pero incluso la pérdida leve tiene repercusiones a la hora de comunicarnos y en la mayoría de los entornos, pasa desapercibida.
La presbiacusia genera barreras que en muchas ocasiones los profesionales de la audición no valoramos y que el paciente sufre en su día a día. “Hay aspectos que el paciente está sufriendo, pero que nosotros como profesionales no lo objetivamos, no lo consideramos, no lo tenemos en cuenta. Y esto significa que ignoramos aspectos de una disminución de audición en una persona en un entorno social determinado” nos decía Manrique.
El Dr. Manrique analizó los resultados del “Proyecto de Audición y Equilibrio para un Envejecimiento Saludable” llevado a cabo en la Universidad de Navarra. Su finalidad es buscar y solventar los problemas ocultos que la presbiacusia produce en las personas mayores. Los objetivos de este estudio se pueden resumir en detectar y tipificar los problemas de audición y equilibrio en mayores de 55 años y valorar el impacto de la pérdida auditiva en ámbitos del día a día. El estudio valora también el impacto positivo que tiene la atención y actuación temprana del tratamiento de este tipo de pérdidas auditivas.
La base del estudio es comparar pruebas o cuestionarios de evaluación auditiva, de equilibrio, de cognición, de depresión, de aislamiento, dependencia, acúfenos, incluso aspectos de nutrición en 3 grupos de pacientes cuya edad parte de los 55 años. Los grupos están formados por normaoyentes (Audición > 20dB HL en ATL), pacientes con pérdida auditiva sin tratar, y pacientes con pérdida auditiva tratados.
El Dr. Manrique explicó perfectamente como el proceso de audición está formado por una compleja red neuronal entre el sistema auditivo y diferentes áreas cognitivas. “Las personas con una deficiencia auditiva tienen dificultades para percibir en ambientes de ruido” comenta Manrique y, además, “Las personas con disminución de la audición especialmente de edad, no solamente van a asociar trastornos periféricos a nivel de la cóclea, sino que también van a asociar problemas centrales que van indudablemente a influir de forma decisiva en esa capacidad de comprensión”. Por lo tanto, poder escuchar en situaciones complejas de ruido, conlleva al procesamiento de la señal del sistema nervioso central y no es tan solo un problema auditivo. Por este motivo, el estudio no se centra en la función auditiva, sino que tiene en cuenta un contexto mucho más general y global del papel que juega el cerebro en la escucha en situaciones de ruido.
Otro de los aspectos que tiene en cuenta el estudio es valorar la relación de la pérdida auditiva y las caídas en las personas mayores. “En la medida en que hay un mayor nivel de pérdida de audición también parece existir un mayor trastorno para el mantenimiento del equilibrio” afirmaba Manrique. Además, se puede decir que cuanto mayor sea el grado de pérdida mayor riesgo a caídas puede existir. Este hecho se puede explicar teniendo en cuenta que tanto la audición como el equilibrio están íntimamente ligados ya que en el odio interno se encuentra el sistema vestibular, responsable del equilibrio.
Como hemos comentado el estudio del Dr. Manrique valora también otros elementos independientes del sistema auditivo como depresión, cognición y dependencia. Los resultados muestran diferencias significativas en aspectos de dependencia y sobre todo en cognición. “Una pérdida de audición va a reducir todo lo que corresponde a la socialización de las personas” comentaba Manrique.
El estudio también valora los factores que influyen en la pérdida auditiva como el género, la exposición a ruidos, malos hábitos, enfermedades. En referencia a estos factores, Manrique señaló los siguientes. “Las mujeres tienen menor nivel de pérdida, el umbral auditivo en la frecuencia 4000 Hz es mejor que el de los varones”. “El tabaco es un factor de riesgo para muchas cosas, función cardiovascular, desde el punto de vista oncológico, pero también desde el punto de vista auditivo”; “el ruido ambiental por encima de 80-85 dB va a ser un factor de riesgo de deterioro auditivo que comenzará en las frecuencias agudas pero que con el tiempo también afectará al resto de las frecuencias”,
Manrique comenta que es importante abordar la prevención de la pérdida auditiva diferenciando entre prevención primaria, secundaria y terciaria.
La prevención primaria debería comenzar sobre los 30-40años, “Si queremos evitar o retener un poco la capacidad auditiva debemos advertirle que hay factores que son perjudiciales para su salud auditiva” explicaba el doctor;” Hay cosas que se pueden cuidar y que en la medida que lo hagan van a tener una repercusión positiva desde el punto de vista de su salud auditiva”.
La prevención secundaria se basa en la detección precoz de la pérdida auditiva. Es de todos conocido que desde que la pérdida auditiva aparece hasta que se decide buscar una solución pasan unos 10 años. Durante estos años la plasticidad cerebral va cambiando lo que supone un mayor desgaste cognitivo. El estudio muestra que cuanto más tarde se tome la decisión de tratar la pérdida auditiva mayores serán las repercusiones cognitivas en el paciente.
Todo esto nos lleva a que es importante la atención precoz en adultos, y existen métodos sencillos que ayudarían a realizar un cribado inicial, tales como pudieran ser cuestionarios o test auditivos rápidos entre otros. Manrique nos indica “llevar a cabo la detección de un problema auditivo en personas mayores desde el punto de vista instrumental es relativamente sencillo y barato”.
Siguiendo con la prevención, Manrique utilizó estas palabras para referirse a la prevención terciaria como “la realidad del día actual, personas mayores, con problemas auditivos, con problemas del equilibrio, que nos llegan a la consulta y que vamos a tratar”. El tratamiento para estos pacientes se divide en audífono, implantes cocleares y sistemas de comunicación IA. Cabe destacar que el deterioro cognitivo es menor en pacientes adaptados con audífonos, que la edad no es determinante para optar por la implantación de un implante coclear.
La calidad de vida se ve mermada si no se detectan y tratan los problemas de pérdida auditiva y del equilibrio, por ese motivo podemos concluir que la detección precoz de la presbiacusia tiene grandes repercusiones en nuestros pacientes.
Queremos agradecer al Dr. Manrique la descripción de las investigaciones más punteras y que mostrara pautas para fomentar el envejecimiento activo en personas con hipoacusia durante su presentación en las III Jornadas audiológicas de mope.